Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Pensar en las oportunidades y en los desafíos que suponen para la sociedad, y en concreto para niñas, niños y adolescentes, el acceso a las tecnologías de la información y comunicación es esencial para hacer frente a los problemas con los que a menudo las asociamos. Sobre ello reflexiono en mi columna en Diario Metro de esta semana:
Las tecnologías de la información y comunicación son una realidad para niñas y niños. La mayoría aprende a teclear en un celular antes de hablar, saben de una forma intuitiva entrar en diferentes programas sobre todo en dispositivos móviles, más aún si tienen pantallas táctiles. Las personas adultas vemos esta habilidad entre la envidia y la desconfianza, sobre todo cuando nosotras mismas no manejamos bien Internet, el celular inteligente o cualquier aparato de última generación que ha acabado en nuestras manos.
Ahora no es el momento de entrar en el debate sobre las ventajas y desventajas de ser o no nativo digital, más bien me gustaría poner sobre la mesa la importancia de nuestra relación con la tecnología, y sobre todo, aprender a optimizarla en ciertos procesos que llevamos a cabo.
En concreto estoy pensando en las niñas y niños y en su relación con la tecnología. Partiendo de que muchas chavalas y chavalos tienen un acceso amplio y una relación natural a ciertos chunches electrónicos, y sobre todo que las y los adolescentes tienen cierto acceso a Internet, ya que llegan al ciber, debemos plantearnos si estamos ofreciéndoles la información necesaria para que esa relación con la tecnología se realice en óptimas condiciones.
En estas circunstancias, las personas adultas no estamos respondiendo con la rapidez necesaria a los cambios y nuevos retos ligados a estas formas de comunicación y de acceso a la información.
Últimamente he tenido la oportunidad de tratar este tema con profesores, algunas madres y padres, y por supuesto con niñas, niños y adolescentes de varias zonas de Nicaragua. Encontré varias sorpresas, como que en general los celulares están prohibidos en las aulas, ya que no se ven como herramientas pedagógicas válidas, a pesar de que ya están en casi cualquier situación cotidiana que se nos pase por la cabeza.
La mayor parte de chavalas y chavalos con los que hablé decían ir con cierta regularidad a los ciber para poder sacar adelante la tarea de la escuela. Por supuesto, en esos espacios no hay supervisión, por lo que podemos imaginarnos la de situaciones de riesgo con las que se encuents, empezando por la gestión correcta de su privacidad, siguendo por el chateo con personas desconocidas (algo que también ocurre con el celular), y llegando al visionado de contenidos inapropiados para sus edades.
¿Cómo podemos paliar esta situación? ¿Cómo proponer un diálogo sobre alfabetización, cultura y ciudadanía digital? Más que las respuestas, sigo teniendo un montón de preguntas, pero para empezar a disipar nuestras dudas, al menos, este tema debería estar en la agenda pública, por sus riesgos y pero sobre todo por sus oportunidades.
Necesitamos hablar de comunicación, de redes sociales, de la optimización de TIC en la educación, de seguridad y privacidad, búsqueda de información y análisis crítico, con las propias chavalas y chavalos, con madres y padres, con docentes, en las empresas (podemos empezar con las y los dueños de cibers), con las instituciones, porque esto es un asunto mulesectorial en el que todas las personas podemos aportar.
No perdamos la óptica de que el acceso a la información, la libertad de buscar, recibir y difundir información, o el derecho a opinar y ser escuchado, son derechos humanos contemplados también en la Convención sobre los Derechos del Niño, y por lo tanto, no podemos negar a niñas y niños el uso del cel, Internet o cualquier otra tecnología, más cuando sabemos que con un uso óptimo se les multiplican sus oportunidades de desarrollarse plenamente.