Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Después de una semana del estreno, y aún exhibiéndose en los cines del país, en mi columna en Diario Metro de esta semana (página 4), doy las claves de porqué debemos ver esta película nicaragüense que habla de relaciones humanas y tecnología. Pasen y lean:
El jueves pasado se estrenaba “La Pantalla Desnuda”, la nueva película de la cineasta francesa Florece Jaugey. Esta película nicaragüense tiene muchas cosas interesantes, empezando por cómo fue el proceso de levantamiento de fondos para poder realizarla, a través de crowdfunding. Toda persona que quisiera podía aportar y así convertirse en productora del film, unas cuantas empresas nacionales se unieron al proyecto, y cuatro años después, tenemos una cinta bien interesante en las salas de cine de Nicaragua.
¿Qué por qué hay que ir a ver La Pantalla Desnuda? La primera razón y, yo diría, una de las más importantes, es porque esta película está dirigida por una mujer. Si no te parece suficiente razón, piensa cuando es la última vez que has visto una película que fuera dirigida por una… ¿no te acuerdas? Es normal, ni siquiera he podido encontrar estadísticas sobre cuántas mujeres son directoras de cine, pero solo echando un ojo a la cartelera actual, podemos ver que sean el número que sean, no suelen tener un espacio para proyectar sus obras en las salas comerciales.
La segunda razón también es evidente: “La Pantalla Desnuda” es cine nacional. En Nicaragua, como en tantos otros países, querer hacer cine suena a quimera, por lo tanto, una vez superado el reto, hay que celebrarlo. De nuevo, pensemos cuantas películas que no vienen de Hollywood podemos ver habitualmente en los cines del país. Son muy pocas, casi ninguna fuera de festivales patrocinados por la coperación, así que cuando se presenta la ocasión, hay que aprovecharla.
La tercera razón es la temática que aborda. En ella se habla del impacto que la tecnología tiene en nuestras vidas y en nuestra sexualidad a través de la pareja protagonista. Un video grabado con celular mientras tienen relaciones sexuales es el detonante de una historia en el que se ve la cara y la cruz de una sociedad que estigmatiza a las mujeres por vivir plenamente su sexualidad.
En la película se habla de violencia digital contra las mujeres, de cómo aunque digamos que no, sigue habiendo hombres que deciden por nosotras y que se creen que nuestros cuerpos son de ellos. Se habla de cómo algunas mujeres no aplicamos la sororidad y vejamos a otras mujeres en lugar de aliarnos y gritar “qué tiene de malo tener sexo”, aunque sí aparecen algunas comprensivas y conscientes de que el problema no es de la mujer. También se habla de patrones culturales ligados al patriarcado que obligan a los hombres a una masculinidad negativa y violenta, y a no reconocer su sexualidad.
En definitiva, está presente el acceso cada vez más fácil a material “pornográfico” gracias a Internet, y cómo se viraliza porque aunque el sexo y la sexualidad deberían estar normalizados, todavía los tratamos como un tabú entre la risa y la vergüenza. Está presente el sexting, el envío de mensajes entre celulares con contenido erótico entre dos personas y con consentimiento de ambas, como explica Tecnobruja en su blog en la Comunidad Reflexiva Subversiva Política Mente Incorrecto el mismo día del estreno, aunque en la cinta vemos que el consentimiento de la chavala protagonista brilla por su ausencia. Y está presente la pornovenganza, que es compartir imágenes y vídeos eróticos de la pareja una vez que la relación ha llegado a su fin, pero en este caso la pornovenganza es fruto de los celos de una persona ajena a la pareja protagonista.
Vayan por lo tanto al cine a alimentar su alma, vayan a ver “La Pantalla Desnuda”, vayan a celebrar el cine nicaragüense y a las mujeres que cuentan historias interesantes a través de ese séptimo arte que es el cine.
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