Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Es el año 1992, tengo entre nueve y diez años (según el mes) y en la radio está conectada Pititako Irratia, la radio libre de mi barrio, en la que no dejan de pinchar a Doctor Deseo y su último disco: Fugitivos del paraíso.
Una mujer nacida biológicamente hombre, piensa en matar o morir al no ser aceptada por su propia familia. El imperativo de género la avoca a la violencia más por «lo masculino» que por «lo femenino». El cuadro lo completan un Bilbao y una Bizkaia post industrial plagada de desempleo y drogas.
Puede que tenga nueve años, pero también tengo inteligencia suficiente para comprender que los versos de Doctor Deseo, en especial los de la canción que da nombre al disco, hablan de realidades que no aparecen en los noticieros, pero que a menudo tengo delante de mis narices.
Reconozco que por esa época me crispaba la voz de Francis, pero también era una niña. A través de los temas y los acordes me fueron enamorando, siendo hoy por hoy mi banda en activo favorita. En realidad a través de Doctor Deseo y de la voz de Francis acepté realidades disidentes y fui consciente de que no todo son canciones de “te quiero mucho duduá”. Porque la vida tampoco lo es.
Por si quieren escuchar esta canción de estudio, para degustar sus versos:
A mi me encantaban con su voz, su estilo y su todo! duduá
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