Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Esta semana en mi columna en Diario Metro hablo del juego de retos llamado “Ballena azul” que en las ultimas semanas ha generado titulares en la región. Pasen y lean:
Hace varias semanas una amiga me enviaba un mensaje alertándome de un nuevo juego que se estaba haciendo muy popular en varios países de la región. Mi amiga me hablaba de que este juego de retos llamado “Ballena azul” estaba relacionado con heridas autoinfligidas e incluso intentos de suicidio por parte de las personas que lo ponían en práctica. Su mensaje apremiante tenía que ver con que cada vez más niñas, niños y adolescentes estaban realizando los retos de este juego.
La verdad no tengo conocimiento de que este juego haya llegado a Nicaragua, ni que chavalas y chavalos estén llevando a cabo sus retos. Pero como ya sabemos, a veces no tenemos información de todo lo que ocurre. La alarma de mi amiga es entendible en una sociedad en la que normalmente no hablamos con las niñas y niños sobre las cosas importantes y esperamos que aprendan solas a desenvolverme socialmente. Esto lo digo porque no sólo para temas digitales obviamos conversaciones en la familia y en la escuela, sino también para otras temáticas en general que afectan la vida de las niñas, niños y adolescentes como la educación sexual por poner sólo un ejemplo.
La ballena azul es un juego por el que las personas reciben una serie de retos durante 50 días consecutivos que eventualmente culminan con un desafío que los invita al suicidio. A las y los jugadores les llega una amenaza: “o juegas o algo malo le pasará a tu familia”. Es ahí donde la vulnerabilidad de niñas y niños queda patente online cuando navegan sin acompañamiento ni supervisión.
En la versión chilena de este mismo diario explicaba los diferentes retos, desde lacerarse el cuerpo, ver sesiones interminables de películas de terror, envío de fotos de las heridas o de la persona jugadora con cuchillos, pararse al borde de una grúa, etcétera.
Desde el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia (www.mintic.gov.co) dan recomendaciones claras si identificamos que una niña, niño o adolescente a nuestro alrededor está jugando a la ballena azul:
Retirar a la chavala o al chavalo el acceso a la red social/chat.
Abstenerse de establecer contacto con cualquier miembro del grupo.
Conservar toda la información. Como para cualquier violencia digital, no debemos eliminar las pruebas.
Reportar a la entidad correspondiente indicando el enlace o número de celular del grupo.
Como he dicho en anteriores ocasiones, las personas adultas que tenemos a nuestro cargo a personas menores de 18 años de edad debemos ser conscientes de los beneficios, pero también de los riesgos que proporcionan las tecnologías de la información y comunicación. Debemos intentar tener tantas habilidades técnicas y tecnológicas o más que las chavalas y chavalos para poderles acompañar en su crecimiento y aprendizajes en todos los espacios digitales o no.
La comunicación asertiva es también la clave, una vez que empoderamos a las chavalas y chavalos para que identifiquen por si mismos situaciones de riesgo. Si la comunicación fluye en la casa, en el aula, las probabilidades de que un juego como este efectivamente vulnere los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes de nuestro entorno.
Ellas y ellos lo dejaron claro el pasado año en la Consulta Regional sobre acoso y ciberacoso. Nos piden a las personas adultas que tengamos en cuenta el buen trato para educar, así como los ejemplos positivos, el afecto y permitir que niñas y niños participen en la toma de decisiones. Además de solicitar a los Estados que se generen iniciativas y planes de formación y reflexión entre niños, niñas y adolescentes sobre violencia, acoso y su prevención; o utilizar las tecnologías de la información y redes sociales para difundir los derechos.
Definitivamente, la seguridad digital para niñas y niños comienza por ellas y ellos mismos, con nuestro acompañamiento y supervisión como adultas a su cargo.
https://issuu.com/metro_nicaragua/docs/20170509_ni_metronicaragua