Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Esta semana, en mi columna en Diario Metro, hablo de la participación de las mujeres en los temas relacionados con la seguridad de Internet, y en las TIC en general. Pasen y lean:
Hace unos días pude leer una noticia en el diario El País de España relacionada con la seguridad de Internet y la participación en el ámbito de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) por parte de las mujeres. En el artículo escrito por M. Victoria S. Nadal se daba el dato de que tan sólo “el 11% de los puestos de seguridad digital a nivel mundial están ocupados por mujeres”. Un dato alarmante, que por otra parte está en consonancia con otros que ya conocemos relacionados con el ámbito de la ciencia y la tecnología.
Según ONU Mujeres, en 2014 las mujeres teníamos un 23% menos de probabilidad que los hombres de estar en línea en los países en desarrollo; en 2013 la CEPAL ya hablaba de que 2/3 de las personas que no tienen acceso a Internet en el mundo son mujeres.
En el informe de 2015 “La mujer y las tecnologías de la información y comunicación” presentado por el Programa de Derechos de las Mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) en el que se analizaba la situación en América Latina y el Caribe en cuanto al avance de las mujeres en el ámbito de las tecnologías de información y comunicación (TIC), quedaba claro. La participación de mujeres en carreras que tienen que ver con la ciencia y tecnología es de un 20% en la región. Destacaban México (31%) y Uruguay (30%).
En el artículo que les mencionaba al inicio, se hacía una reflexión clara sobre la pérdida de creatividad, perseverancia y el lado humano en el ámbito tecnológico con la falta de mujeres especializadas y participando en él. No debemos pasar por alto que las mujeres somos la población mundial, y como ya he dicho en otros momentos, somos invisibles y estamos infrarepresentadas en demasiados espacios de la vida no sólo en la ciencia, sino también en la política, en la economía, en el arte…
La falta de referentes y genealogías que nos permitan reconocernos a través de la historia como tecnólogas y científicas, impide a muchas niñas y adolescentes a decantarse por la ciencia y tecnología como ámbitos en los que desarrollarse profesionalmente. Soledad Antelada, ingeniera en ciberseguridad, en el artículo lo dejaba claro: «Es muy difícil para las mujeres identificarse y, por lo tanto, entender que la oportunidad está ahí para ellas. La presión social por no verse etiquetada como rara es brutal».
A raíz de esta nota recordé otra de años anteriores en la que en el mismo periódico hablaban de “Por qué las mujeres hackers son invisibles”. Aparecían entrevistas a algunas durante un evento en el que eran una minoría junto a sus colegas hombres. Lo curioso aquí es que ninguna de ellas se dedicaba a romper contraseñas, robar datos, quebrar sistemas de seguridad. Todo lo contrario, todas las que hablaban se dedicaban a mejorar la seguridad de empresas y organizaciones, a la defensa de máquinas, sistemas e información.
Lo que yo saco de aquí es que las mujeres recibimos violencia en todos los ámbitos de nuestra vida, por lo que la resiliencia que generamos muchas veces nos lleva precisamente a la defensa de nosotras mismas y de otras personas, incluso cunado participamos en las TIC.
Recordemos las palabras de Irina Bokova, Directora General de UNESCO en su mensaje a propósito del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en febrero de este año:
“Las niñas se siguen enfrentando a estereotipos y restricciones sociales y culturales, que limitan su acceso a la educación y la financiación para la investigación, impidiéndoles así cursar carreras científicas y desarrollar todo su potencial”.
Recordemos que todas nosotras podemos aportar un granito de arena para que esto cambie.