Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Esta semana en mi columna en Diario Metro reflexiono sobre las redes sociales como espacios públicos en los que articular denuncias y promover derechos humanos. Pasen y lean:
Malala desde el 7 de julio tiene un perfil en Twitter. Malala ya tiene 19 años, un Nobel y un compromiso infinito con la justicia y el cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres de todas las edades. Leo su primer tuit: “Hi, Twitter”, sonrío, retuiteo y la sigo.
¿Por qué creen que Malala decidió abrir cuenta en este medio social? ¿Es un buen sitio Twitter en el que alzar la voz? ¿Creen que los derechos humanos sólo se deben defender en la calle? ¿Acaso las redes sociales no son espacios públicos?
A pesar de la brecha digital de acceso y conocimiento en Nicaragua una de las primeras cosas que pedimos a una persona para estar en contacto es su nombre en Facebook. Nos informamos y entretenemos a través de redes sociales. También defendemos derechos humanos en las redes sociales.
Ya lo mencioné antes varias veces, así como las violencias sólo cambian de formato, adaptándose a los tiempos de hiperconectividad, las formas de definir estas violencias, de hacerles frente y de tejer redes entre nosotras, también cambian y se adaptan a este nuevo panorama digital.
Para ello las mujeres de todas las edades estamos aprehendiendo que podemos tomarnos estas nuevas y digitales plazas públicas para verbalizar, sanar, compartir información, cuidarnos y sobre todo para hacer frente al sistema que valida y promueve la vejación de nuestros derechos humanos, de nuestra libertad de ser felices y plenas, de ser lo que somos, niñas, adolescentes, mujeres jóvenes, adultas.
Al igual que celebro la decisión de Malala de abrir un nuevo canal en el que alzar su voz contra la violencia contra las mujeres de todas las edades, así también celebro que chavalas nicaragüenses se tomen este espacio público que es Internet para acabar con la impunidad de acosadores y violadores que campan a sus anchas en el mismo espacio público digital y analógico en el que nos encontramos.
La red de redes ha hecho el mundo más pequeño y accesible. Me siento cerca de quien denuncia violencia desde Bilbao, Londres, Islamabad o Managua. Me solidarizo con mis hermanas, comparto sus reflexiones y expando su voz a través de mi propia red porque tengo un compromiso con los derechos humanos de todas las personas, y especialmente con los de las niñas, las adolescentes, las jóvenes, con los derechos humanos de las mujeres.
Así que efectivamente, en este espacio público que son las redes sociales se puede denunciar situaciones de acoso, de vulneración de derechos, vejaciones, violencia de todo tipo. Si te incomoda que lo hagamos, si crees que el siguiente nombre en aparecer en un post en Facebook es el tuyo, tu rostro en una foto en un blog, puede que sea porque has ejercido violencia patriarcal.
Lo sabes, lo has hecho y ahora tienes miedo de que se sepa. Tienes miedo porque sabes que las mujeres hemos aprendido a querernos, respetarnos y valorarnos. Sabemos que nuestra voz cuenta, que podemos trabajar juntas y que las redes sociales son espacios en los que podemos participar sin censura. No contabas con eso. Creías que el mismo miedo que tenemos a caminar por la noche en la calle lo íbamos a tener online. Y no es así.
Ya no tenemos miedo a alzar nuestra voz, a denunciar. A menudo nos cuesta, porque la violencia trauma. Sin embargo, podemos sobrevivir a la violencia, y esa violencia que sobrevivimos puede marcarnos, pero no definirnos. Y así alzamos la voz, y elegimos Facebook o Twitter, o la red que sea, porque son espacios públicos y tenemos libertad de hacerlo, y nos compartimos y apapachamos, porque sabemos que a todas nos atraviesan múltiples violencias offline y online, y sabemos que juntas podemos combatirlas.
A las valientes que rompen el silencio, les decimos “Yo te creo” y para quienes ejercen la violencia aseguramos que la justicia llega, a veces con una orden judicial, a veces a través de un post en una red social.