Autotecnobiografía: el origen de Marta 2.0

Estoy participando en el taller «La Internet es nuestra: de ciberactivismo para la defensa de los derechos de las mujeres» promovido por la Universidad de Mujeres, y una de las actividades que hemos llevado a cabo y que más me ha gustado hacer, es repensar mi vida desde el punto de vista tecnológico. Aquí este pedacito de mí y de mi relación con la tecnología desde el origen de mis tiempos:

Nací en 1982 y de los primeros meses y años de mi vida hay varias fotografías hechas con una cámara Polaroid que caminaba mi padre cuando estaba en tierra (él fue marino mercante y la compró para sus viajes). Recuerdo que nos encantaba agitar el papel fotográfico esperando ver la imagen que cristalizaría ese momento cotidiano y aparentemente sin importancia.

En mi casa, dicen que desde el año que nací, había un vídeo grabador con mando a distancia con cable, cuando nadie sabía qué era eso del “telecomando”, mis hermanas y yo ya podíamos cambiar de canal desde el sofá gracias al metro de cable.

Mi pasión por el cine también la define este aparato, y es que podíamos grabar de la TV lo que quisiéramos y verlo cien veces después. Tengo conciencia de grabar películas de la televisión en mi primera infancia, lo de grabar música de la radio con la grabadora fue la siguiente fase, así armé mi “discoteca personal”.

De esos primeros años de vida, también recuerdo una consola Atari que quien sabe de dónde sacó mi padre, un solo juego de cuatro pantallas (superadas mil veces) y un manual de programación ininteligible que nunca conseguimos usar bien, aunque invertimos nuestras horas.

En esos primeros años los fines de semana íbamos a la radio libre del barrio a un programa infantil en el que nos dejaban cantar y contar historias. Me recuerdo debajo de la mesa del estudio llorando por no querer volver a casa. La “Comunicación” ya comenzaba a definirme.

Si no es apropiada para a mujer no es apropiada. Imagen de De todos los colores

Por supuesto el teléfono de casa definía las actualizaciones a mi padre sobre nuestras vidas cuando él podía llamarnos desde la parte del mundo en que se encontrara. Cuando él estaba en casa, lo tecnológico pasaba por enseñarnos a destripar aparatos y arreglar fusibles.

La adolescencia la pasé entre cassettes y grabaciones de la radio, además de tecleando cuentos y trabajos de clase en una máquina de escribir. Cuando menos lo pensé, mi familia se enjaranó con un pago a plazos para tener un PC en la casa. Tenía 16 años y era la primera vez que me ponía delante de una computadora. Muchas ganas de aprender y trastear provocaron que esta compu estuviera una vez al mes en reparación, pero así construí yo misma habilidades que hoy en día sigo poniendo en práctica, incluida el valor de “tocar para aprender”.

Unos meses más tarde conseguimos una conexión a Internet y ahí de verdad se abrió mi mundo, mi primer email en Hotmail (compartido con mi hermana), los primeros chats y un mundo de posibilidades.

El paso por la universidad me dio un teléfono celular a los 19 años que dejaba en casa por su peso e incomodidad, y mucha práctica con cámaras de foto, vídeo, mesas de edición, aparatos para producción audiovisual y mucha teoría de la comunicación.

En este punto, me parece más definitorio el hecho de aprender a manejar a principios de 2006, algo que jamás pensé que yo haría. Ese mismo año el blog que tenía con Windows life, lo migré a Blogger y me abrí una cuenta en Yahoo y un canal de Youtube para compartir vídeos que hacía con una cámara handicam que me compré con lo ganado tras trabajar en verano en una televisión local.

2008 marcó la diferencia al irme a Perú 3 meses de voluntaria en una radio comunitaria, en la que abrí varios blog y me dediqué a la producción de materiales audiovisuales para visibilizar varias situaciones que estaban ocurriendo en la zona en la que estuve.

Ese mismo año ya tenía Gmail, y abrí mi cuenta de Twitter, @martascopio, que era el nombre de mi blog personal con ya más de dos años de andadura. También en Facebook, y por deporte comencé a abrir todo tipo de perfiles y páginas en redes sociales, para ver qué onda. Esto lo sigo haciendo, siempre es bueno.

En 2009 comencé con amigas y amigos un proyecto personal para la promoción del trueque y el consumo responsable, allí me encargué da la comunicación creando un blog, que acabé migrando a WordPress, y páginas en redes sociales, generando materiales específicos para ellas. En esos momento de Blogger migré a WordPress mi blog personal. Allí nació el “Marta 2.0” que coreaban mis amistades.

En 2011 y ya en Nicaragua, abrí un blog profesional para hablar de comunicación y nuevos medios: ProComuniNicando, que a día de hoy es una plataforma par a difundir mis artículos sobre TIC que desde octubre del año pasado escribo para Diario Metro Nicaragua. Desde hace 2 años tengo Smartphone, pero aún no tengo una conexión continua a Internet, voy enganchando los wifi que me quedan cerca.

Hoy, sigo relacionándome con la tecnología porque con mi interés por aprender y el ser early adopter han propiciado que todo el mundo me pregunte por cómo usar un aparato o cómo arreglar algo que va mal en su laptop, y yo encantada de poder echar una mano, la misma con la que agitaba el papel fotográfico para verme cuando era chiquita.