Comunicación audiovisual, Ciber/Hackfeminismo y TRIC para el desarrollo | Marta García Terán
Esta semana en mi columna en Metro, sigo reflexionando sobre cómo la violencia sigue relacionádose son las tecnologías de la información y comunicación. Pasen y lean:
Una semana más ha estado en primera plana la violencia ejercida con la ayuda de la tecnología. Día a día, veremos entre los titulares más referencias a delincuentes que utilizan perfiles falsos en Facebook, o se valen de aplicaciones de mensajería en dispositivos móviles para cometer faltas y agresiones contra otras personas.
Aunque en las noticias se centran en el uso con fines de violencia que se ha hecho de diferentes redes sociales, y en muchos casos se siente la coletilla de que las tecnologías de la información y comunicación (TIC) son dañinas y propician este tipo de situaciones, en realidad no es así.
La tecnología no es mala en sí misma, sino que el uso y propósito que le demos es lo que la convierte en un arma cargada. Tener y manejar un carro no es malo en sí mismo, por ejemplo, pero si utilizo el carro para ir de forma deliberada a exceso de velocidad y en sentido contrario al de la vía, obviamente los resultados de mi acción serán negativos para las personas que se crucen conmigo. Además de infringir una serie de normas estipuladas en la ley de tránsito, obviamente.
Con esto quiero decir que el que este hombre supuesto violador (sí, sigue siendo supuesto aunque ya haya confesado, porque la autoría de los delitos sólo las decide una jueza o un juez), o cualquier otra persona que se valga de aplicaciones y plataformas digitales para hacer daño a otras personas, en realidad podría llevar a cabo igualmente los delitos sin utilizar las TIC.
Las estrategias de los abusadores sexuales, por ejemplo, son las mismas offline y online, vigilan a la persona para cerciorarse de sus vulnerabilidades, se ganan a la víctima con regalos y falsos aprecios, y finalmente comenten el delito. Ahora lo que tienen a mano para ejercer violencia, es tecnología que les facilita su estrategia. También rebautizamos el delito como grooming, pero sigue siendo abuso sexual.
Esta semana, en la entrevista realizada por Lucia Pineda al bloguero de la comunidad de Política-Mente Incorrecto, Alberto Sánchez Argüello en 100% Noticias (una de los muchos aportes para poner el tema en agenda por parte de los medios de comunicación), se habló de cómo poco a poco vamos conociendo este tipo de usos negativos de las redes sociales. Les recomiendo la vean.
Quiero recalcar el hecho de que estos delitos hasta ahora no estuvieran llegando a las portadas y titulares en medios de comunicación, no quiere decir que no estuvieran sucediendo. Pensemos que cuando se da cualquier tipo de violencia, en general la víctima bien por el trauma sufrido, bien por la vergüenza de reconocer el hecho, no llega a hacer una denuncia formal de lo ocurrido, intentando pasar página y, por lo tanto, el delincuente queda impune. Así como este hecho del que estamos hablando en el que el hombre supuestamente violó a cinco mujeres, que además son personas que tienen menos de 18 años. Cinco personas que seguro tuvieron sus propios procesos para reconocer lo que les ocurrió y por alzar su voz finalmente el supuesto autor de los hechos fue capturado.
A todo esto se suma la propia revictimización que supone enfrentarse a la ruta de denuncia de ciertos delitos, específicamente cuando son de orden sexual, y somos mujeres las víctimas. En general si sale a la luz, se nos juzga a nosotras y se nos tiene como culpables de una situación de violencia cuyo perpetrador es el responsable, y no nosotras.
Así que ahora, y como siempre, repito que debemos hablar de seguridad y privacidad en la utilización de redes sociales y plataformas digitales. Que debemos cultivar nuestro sentido común, no aceptar a cualquiera en redes, medir la información que damos de nosotras, hablar con las niñas, niños y adolescentes que tenemos a nuestro alrededor sobre el tema y definir en conjunto mecanismos de respuesta rápida a cualquier situación que pudiera suceder, y por supuesto, no pensar que por que hay violencias que suceden online, son menos delito que las de la vida offline. Violencia es violencia. Denunciémosla.
Pingback: Violencia sexual y plataformas digitales en Nicaragua | ProComuNicando
Pingback: LACIGF: privacidad y seguridad con enfoque de género | ProComuNicando
Pingback: La necesidad de visibilizar la violencia machista | ProComuNicando
Pingback: Internet, espacio público para todas | ProComuNicando
Pingback: Kit de autodefensa ciberfeminista | ProComuNicando